La escalera de la metacognición es una técnica de evaluación cuyo objetivo principal es la autoevaluación de los propios aprendizajes. Representa una escalera de cuatro preguntas a las cuales el alumnado debe responder tras un proceso de reflexión. Las preguntas son representadas como peldaños que se han de ir subiendo para completar dicho proceso de reflexión.
El proceso ayuda al alumnado a crecer “peldaño a peldaño”, al hacerle consciente de su situación de aprendizaje en el momento de iniciar la ascensión, el camino que ha recorrido, su situación final, qué limitaciones u obstáculos ha encontrado, cómo los ha superado o si le quedan por superar, qué posibles progresos se plantean de cara al futuro y si lo aprendido tiene aplicación en otras situaciones de aprendizaje o del día a día.
La escalera de la metacognición constituye, en definitiva, un instrumento de evaluación formativa de incalculable valor tanto, y sobre todo, para el alumnado, como para el docente. La realimentación completa y complementa la que realiza el o la propia docente. Además es fácil de implementar en el aula.
Realización: subo por la escalera de la metacognición
En lo concreto, la realización de esta técnica consiste, esencialmente, en responder a cuatro preguntas.
- ¿Qué he aprendido?
- ¿Cómo lo he aprendido?
- ¿Para qué me ha servido?
- ¿En qué otras situaciones puedo utilizar lo aprendido?
La escalera interroga al alumnado para dirigir su proceso de reflexión. Está secuenciada de manera ordenada para partir de lo concreto y terminar con una proyección de aplicación de lo aprendido que permita ver la utilidad del aprendizaje y, por tanto, convertirlo en significativo.
Este proceso puede estar precedido de un diálogo en grupo, consiguiéndose de esta manera una mayor riqueza reflexiva y de puntos de vista. El diálogo en grupo puede realizarse en la práctica con todo el aula o con grupos pequeños.
El diálogo en grupo grande puede convertirse en poco eficiente según las características del grupo. Este riesgo conviene ser considerado por parte del o la docente. Si el grupo es muy extenso y se busca que todo el mundo participe, la realización de la escalera puede conllevar mucho tiempo o convertirse en repetición de argumentos ya expuestos. En este situación podría valorarse dividir el grupo grande en varios grupos más pequeños.
Si la actividad sobre la que se está reflexionando se ha realizado en grupos en torno al aprendizaje cooperativo, la escalera se convertiría en una herramienta de autoevaluación del equipo.
Tras el diálogo grupal se realizará un proceso de reflexión individual, en el que el alumnado, finalmente, plasmará de alguna manera las respuestas a las preguntas de la escalera. En esta fase de reflexión personal, más elaborada y profunda, el alumnado redacta de manera rigurosa y ordenada lo que, en concreto, ha mejorado con la actividad.
El proceso debe adaptarse al nivel educativo del alumnado, pudiendo ser más visual en etapas más iniciales (primaria) y más verbal en etapas posteriores (secundaria, bachillerato).
Las respuestas personales han de ser recogidas de alguna manera. Se pueden utilizar formatos de registro más tradicionales, como fichas en papel, o formatos digitales. Estos últimos facilitan la compartición de las reflexiones con el docente de manera más rápida a modo, por ejemplo, de documentos compartidos.
Resultados: llego al último peldaño
Esta técnica permite un control de los procesos de aprendizaje y de consecución de resultados. Por tanto, capacita a quien la realiza en el uso estratégico y reflexivo de su manera de aprender, permitiendo la toma de conciencia y puesta en valor no solo los resultados del aprendizaje sino también, y lo que es más importante en estas etapas educativas de la vida, el propio proceso de aprendizaje (metaprendizaje, metacognición).
La escalera de la metacognición se puede complementar con otras técnicas, especialmente con el diario de aprendizaje que, sobre la base de la escalera, extendería el periodo de reflexión al día a día.
Competencialmente y en general, cabría encajar esta técnica en varias de las ocho competencias clave y sus descriptores operativos asociados. En lo concreto el alumnado estaría desarrollando esencialmente la competencia personal, social y de aprender a aprender mediante los dos siguiente descriptores.
- CPSAA4. Realiza autoevaluaciones sobre su proceso de aprendizaje, buscando fuentes fiables para validar, sustentar y contrastar la información y para obtener conclusiones relevantes.
- CPSAA5. Planea objetivos a medio plazo y desarrolla procesos metacognitivos de retroalimentación para aprender de sus errores en el proceso de construcción del conocimiento.
Durante la fase de diálogo previa a la reflexión personal el alumnado desarrolla, también, la competencia en comunicación lingüística.
- CCL1. Se expresa de forma oral, escrita, signada o multimodal con coherencia, corrección y adecuación a los diferentes contextos sociales, y participa en interacciones comunicativas con actitud cooperativa y respetuosa tanto para intercambiar información, crear conocimiento y transmitir opiniones, como para construir vínculos personales.
El uso de una escalera de metacognición en cualquier nivel educativo reporta “beneficios de desarrollo y mejora de los procesos de autorregulación, monitoreo y control, además de fortalecimiento de las funciones ejecutivas de cada estudiante, imprescindibles para ‘generar’ aprendices autónomos”. Para ello, la escalera de metacognición se debe usar en distintos momentos de la secuencia de aprendizaje: “Al principio, con cuestiones que le ayuden a marcar una hoja de ruta sobre el proceso; durante, para poder planificar y operativizar las funciones ejecutivas y al final, para hacerles conscientes y autorregular su autonomía hacia el aprendizaje” (ver artículo de referencia).
Referencia
Este artículo ha sido realizado adaptando y ampliando el siguiente otro artículo:
Métodos de evaluación: la escalera de metacognición. Revista Educación 3.0.